Cronista / Cuánto tiempo debe trabajar un empleado para pagar sus impuestos y cuáles son «los peores» tributos
En diálogo con El Cronista, el economista Manuel Adorni y el contador Ezequiel Passarelli hicieron una radiografía de la cuestión impositiva en la Argentina. Cuánto tiene que trabajar una persona para hacerle frente a los gravámenes.
«Si tu horario laboral es de 9 a 18 horas, recordá que hasta las 14:25 vas a trabajar para pagar impuestos. Si trabajás de lunes a viernes, hasta el miércoles a las 15 horas vas a trabajar para el Estado. Que disfrutes de tu jornada. Saludos. Fin». Así, a través de un tuit, de forma sarcástica, el economista Manuel Adorni se refirió a la «carga tributaria fenomenal» que hay en Argentina.
En otras palabras, un empleado privado en relación de dependencia puede dedicar hasta un 60% de su semana laboral solamente para afrontar los impuestos nacionales y locales, que son cobrados sobre su sueldo y sobre los productos que adquiere con esos ingresos.
En declaraciones a El Cronista, este martes el consultor económico explicó qué factores tuvo en cuenta para realizar esos cálculos y cómo llegó a dicho resultado. Según indicó, se trata de «una cuenta rápida» que se hace conociendo los aportes del empleador, las deducciones que tiene el empleado, los precios de algunos productos básicos y ciertas cuestiones impositivas.
«Esa cuenta está basada en casi cualquier convenio colectivo de trabajo. Son todos distintos, varían en algunos aspectos: adicionales que son (o no) remunerativos, en algunos te sacan obras sociales, más o menos sindicatos, en otros no te sacan jubilación», señaló entre otros. Incluso, agregó, a veces se distorsiona por las retenciones de Ganancias. Si ganás más, esa cuenta termina siendo «peor que el 60%». En ese sentido, consideró: «el 60% es una cuenta hasta bastante benévola».
A modo de ilustración, Adorni ejemplificó: «sobre un empleado que gana $ 50.000 de bolsillo, el empleador tuvo que poner $ 80.000 (lo que le costás). Recibís $ 50.000 porque pagás obra social, jubilación de la cual una parte te la descuentan del sueldo y la otra la paga el empleador. El sindicato lo mismo: una parte la paga el empleador, y la otra vos como empleado. En ese combo, de los $ 80.000 recibís $ 50.000; y si lo usás en el supermercado otro 40% se te va en impuestos. O sea, te terminan quedando $ 30.000 de los $ 80.000 originales que le salís al empleador».
«Y ahí no estoy contando todavía si el empleador para pagarte esos 80 tiene que vender por 90 o 100 porque debe pagar IVA, Ingresos Brutos, una parte de Ganancias, tasas municipales, en fín… tiene que pagar todo un costo adicional. Es decir, el 60% es bien tirado para abajo, el porcentaje es mucho peor», aseveró.
«Todo es promedio, por supuesto», resaltó el analista económico, al tiempo que aclaró: «si un empleado trabaja media jornada, en definitiva la presión impositiva es mayor porque aporta como jornada completa (…) Depende de cada caso en particular y de cada convenio colectivo de trabajo en particular». En el otro extremo, Adorni mencionó que «si trabajás 100% en negro, de todas maneras el 40% se te va en impuestos cuando salís a consumir».
A su entender, el sistema tributario argentino tiene varios inconvenientes. «Es extremadamente burocrático, tenés 180 impuestos de los cuales con 10 u 11 impuestos vos recaudás el 90% de la plata. Por lo tanto, tenés 160 impuestos que recaudás monedas, que para lo único que lo tenés es para complicarle la vida a la gente». Básicamente, es «un sistema mal armado desde lo burocrático y desde lo complicado que es para el contribuyente«.
Por otra parte, están los impuestos distorsivos. «Comprás un detergente en el supermercado y el 10% u 11% de lo que pagás son Ingresos Brutos, por poner un ejemplo. Y después de cada $ 10.000 que gastás en el súper, hay $ 120 que van al sistema jubilatorio. Entonces, el tipo que apenas llega a comer todos los días, está bancando a alguien que por ahí se jubiló y quizás no lo necesita porque tiene un nivel de vida bueno». En esa línea, apuntó: «El distorsivo es extremadamente distorsivo».
Sostuvo además que «hay una carga tributaria fenomenal en un país que es pobre». Si bien se puede tener una alta tasa impositiva en países ricos, planteó que «en los países pobres es más complicado» ya que «acá partís de una premisa: el 60 o 70% se te va en impuestos«. Ganás 100 y le das 70 al Estado, se supone que ahí pagás seguridad, educación, salud, «el problema es que como esos servicios no los tenés -o al menos no como quisieras-, con los 30 que te quedaron, si podés, volvés a contratar esos servicios: una prepaga, un colegio privado, seguridad privada. Vas a contratar todo lo que el Estado no te da«, esbozó.
A modo de cierre, Adorni subrayó que «en realidad la presión impositiva es mucho más» y remarcó que «con tanta gente en negro» la carga sobre el que está en blanco es mucho mayor. «El sistema tributario argentino, por donde lo mires hay que reformarlo -afirmó-. Y en vez de reformarlo le ponen parches, le agregan impuestos, suben alícuotas; y nunca terminan de encontrarle la vuelta».
DESGLOSE DE LOS PRINCIPALES IMPUESTOS
En diálogo con este medio, por su parte, el contador Ezequiel Passarelli hizo un promedio general de «los peores impuestos». En el ranking destacó a los siguientes: Ingresos Brutos -que cobran las provincias-; Impuesto al Cheque -el cual varió de un 0,6% a un 1,2% en las operaciones de retiro de efectivo en caja para empresas-; Tasa de Seguridad e Higiene -que es lo que pagan las empresas por estar en municipios-. «Esos son los tres impuestos, junto con el IVA, que están sin duda en lo que son los impuestos en el precio de los productos», indicó.
En relación con los principales impuestos que pagan los empleados, el especialista nombró a las cargas sociales, con un 20% que se le retiene al empleado; el Impuesto a las Ganancias (dependiendo del sueldo), que hoy hasta los $ 150.000 no se paga; y el Impuesto sobre los Bienes Personales que, según su opinión, «quedó sumamente bajo» ya que «lo pagás con $ 2 millones». Por ejemplo «un auto o una cochera lo paga», resaltó. «Los impuestos son tremendamente altos» en el país, concluyó Passarelli, y enfatizó: «sin lugar a dudas Argentina es el país con más carga impositiva en el mundo«.