Cronista / Jair Bolsonaro rompió el silencio y no reconoció la derrota: «Continuaré cumpliendo con la Constitución»
Tras casi dos días de silencio luego de las elecciones, el presidente brasileño no mencionó a Lula da Silva ni los resultados de los comicios. Aun así, el ministro de la Casa Civil habló después de él y dijo que comenzarán la transición con el candidato electo.
A casi 48 horas de finalizados los comicios, el presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, habló desde el Palacio de la Alvorada y no reconoció explícitamente la derrota ni mencionó en momento alguno a Lula da Silva (PT), candidato que obtuvo la mayor cantidad de votos en la segunda vuelta electoral (50,90% contra 49,10%), aunque condenó los bloqueos de rutas y se pronunció indignado por lo que calificó «injusticias» en el proceso electoral. Minutos después, su vocero dijo que comenzarían a planificar la transición, lo que esfuma la posibilidad de una resistencia a la asunción del líder petista.
Tras larga expectativa, el pronunciamiento del actual mandatario contó con la presencia de los principales medios de Brasil y del mundo, de los cuales se posicionó lejos ya que no respondió preguntas.
«Quiero comenzar agradeciendo a los 50 millones de brasileños que me votaron el 30 de octubres. Las movilizaciones populares son el sentimiento de injusticia de cómo se dio el procedimiento electoral. Las manifestaciones siempre serán bienvenidas, pero las prácticas no pueden ser las de la izquierda, no pueden perjudicar a la población», dijo en primer lugar, en referencia a los bloqueos de rutas por parte de los camioneros, que luego de su discurso ratificarlos ese mecanismo de protesta.
«Siempre fui rotulado de antidemocrático, pero siempre jugué dentro de la Constitución. Nuestros sueños siguen más vivos que nunca«, dijo finalmente en un mensaje que duró menos de cinco minutos. Aun así, el ministro de la Casa Civil, Ciro Nogueira, anunció segundos después que comenzarían la transición con el candidato electo.
El tono del pronunciamiento no sorprendió, dado que era esperable que no enfatizara en la derrota con el dos veces presidente. Fuentes gubernamentales habían adelantado a la prensa local que harían un discurso escueto, puntualmente enfocado en la «injusticia del procedimiento previo a las elecciones».
Una de las quejas recientes había sido la supuesta discrecionalidad en la disposición de las propagandas electorales en los medios radiales, lo que funcionó de excusa para que algunos referentes de su campaña pidan el aplazo del balotaje, demanda que no prosperó.
«La presidenta del PT (Gleisi Hoffmann), según dijo, en nombre del presidente Lula, aseguró que el jueves se formalizará el nombre del vicepresidente Geraldo Alckmin. Esperaremos a que se formalice para cumplir con la ley de nuestro país», añadió Nogueira.
Poco antes, la titular del PT había anunciado que Alckmin fue designado como coordinador del equipo de transición hasta la asunción del nuevo gobierno, el 1 de enero.
LOS CAMIONEROS NO LEVANTARÁN LOS BLOQUEOS
El silencio por parte de Bolsonaro generó tensión en las últimas horas en el país vecino. Grupos manifestantes bolsonaristas, protagonizados por trabajadores camioneros, protagonizan desde entonces una ola de bloqueos en las rutas de más de 23 estados brasileños y el Distrito Federal, para pedir la impugnación de los resultados de las elecciones del domingo.
Partidarios del presidente de Brasil dijeron este martes que no detendrían sus bloqueos de carreteras en todo el país hasta que él aborde de lleno la cuestión electoral o cuando «el Ejército intervenga» para «impedir que vuelva el comunismo».
La ola de desinformaciones en redes sociales y en cadenas de mensajería celular como Telegram acerca de presuntas irregularidades del proceso electoral crecieron exponencialmente con el paso de las horas en las que el mandatario no se pronunció, a pesar de que así lo hiciera su hijo y diputado Eduardo y el excandidato presidencial y juez Sergio Moro.
Bolsonaro amenazó en diversas oportunidades al Tribunal Supremo Electoral (TSE) y al Poder Judicial en general por su rol en la organización de las elecciones, diferente al sistema argentino, en el que el Ministerio del Interior es quien tiene el rol preponderante.
Esta mañana, el presidente brasileño pidió a sus hombres invitar a los ministros del Supremo Tribunal Federal (STF) a una reunión en el Palacio de la Alvorada. Los magistrados, sin embargo, enviaron una advertencia de que no se reunirán con el mandatario, y mucho menos en la sede residencial del mandatario, hasta que Bolsonaro declare públicamente que acepta el resultado de la elección.
El clima de extrema polarización en el que se enmarca Brasil produjo que ministros y funcionarios del propio oficialismo instaran el mismo domingo al mandatario para que se pronunciara de que las elecciones habían sido «limpias y justas», para que no se genere un clima de deslegitimación aún mayor de la victoria lulista.
Incluso, ministros y diputados que intentaron visitarlo en la residencia oficial en Brasilia, pero les dijeron que el presidente no quería ver a nadie.
Gran cantidad de líderes globales y regionales se pronunciaron rápidamente el domingo tras conocerse que la elección estaba matemáticamente definida, según el cálculo del TSE. El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, hizo una felicitación a Lula por su victoria, enfatizando que lo hizo en unas «elecciones libres, justas y creíbles».