3 febrero 2025

InfoTechnology / El plan uruguayo para «robarle» empresas a Argentina: ya tienen 1500% más inversiones

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Con beneficios impositivos, nuevas zonas francas y la oportunidad de trabajo remoto, Uruguay está conquistando a las empresas argentinas para que muden sus operaciones a nuevas tierras. ¿Tiene el país una última contraestrategia para frenar la sangría?.

 «Imagínate con inflación de un dígito». «Imagínate poder proyectar». «Imagínate producir y ganar en dólares». En su campaña de redes sociales, Uruguay va al hueso de los traumas del emprendedor argentino. Una serie de trabas reales o probables que constituyen el imaginario de la inviabilidad argentina, terreno fértil para la diáspora de capital financiero y humano hacia el Uruguay. Real o probable.

 Uruway nació en junio de este año como un camino para aprovechar esa coyuntura. Se trata de una «plataforma de servicios que pretende ayudar a todos los inversores, emprendedores o personas que quieran vivir en el Uruguay para que puedan resolver todo en un solo lugar«, explica el cordobés José María Rodríguez, fundador del emprendimiento, y quien además lidera un fondo de inversión basado en la República Oriental y un grupo de empresas en los sectores publicitario, tecnológico y de contenidos. «Si sos un emprendedor, podemos evaluarte con el fondo de inversión o si tenés sinergia con alguna de las empresas del grupo. O te asesoramos, con nuestra red de partners, respecto de cómo te conviene desembarcar, si formar una sociedad, comprar una sociedad, o como sea». 

 Junto a servicios como los que ofrece el tradicional estudio montevideano Posadas, Posadas y Vecino, o incluso la batería de iniciativas del Estado uruguayo para atraer talento y capital, Uruway quiere ser un puente que capte algo del flujo que provoca un clásico de la relación bilateral de estos dos países hermanos: la crisis recurrente de un lado del Río de la Plata, y la estabilidad y amabilidad tributaria del otro

 Sin embargo, esta vez, algo parece haber cambiado. Plata argentina siempre hubo en el Uruguay, y para ello basta repasar el boom inmobiliario de Punta del Este a partir de los años 80 o la fiebre agrícola durante el súper ciclo de los commodities en los primeros años 2000. Ambos períodos coincidieron con severas crisis en nuestra nación, pero la actual, disparada en 2018 y agravada durante 2019 y 2020, encastra con la consolidación de Uruguay como hub tecnológico. Solo en los últimos tres meses, la fintech DLocal debutó en el Nasdaq poniéndose la camiseta de unicornio (título que ya tenía la también oriental PedidosYa); Globant inauguró sus nuevas oficinas en Montevideo, con el anuncio de inversiones por US$ 60 millones y la contratación de 350 personas que se sumarán al equipo de 800 que ya tiene en el país; y Google cerró la compra de un terreno de 30 hectáreas para instalar allí su segundo centro de datos en América latina.

1.500% es lo que creció la inversión extranjera directa en Uruguay durante los últimos 20 años.

 La radicación en Uruguay de los fundadores de las dos empresas tecnológicas más importantes de la Argentina es también un signo de los tiempos. Marcos Galperin (MercadoLibre) regresó a vivir en Uruguay luego de las elecciones que ganó Alberto Fernández, y un camino similar siguieron los fundadores de Globant. Además, entre otros argentinos exitosos que se instalaron allí, están Gustavo Grobocopatel (Los Grobo), Federico Tomasevich (Puente), Manuel Antelo (Car One, Renault, Nissan), Susana Giménez y Sebastián Bagó (Laboratorios Bagó). Sumando los rumores y los trámites iniciados tras la sanción del impuesto a las grandes fortunas, la lista se amplía enormemente. 

 Pero además, aunque no hay datos claros sobre montos y operaciones concretas, diversos actores del ecosistema emprendedor y tecnológico de ambos países señalan una tendencia clara: mucho interés en hacer negocios en Uruguay. Negocios que, dicen los más pesimistas, tendrían que haber ido a la Argentina en un contexto más prometedor.

 Uruguay seduce a grandes fortunas con tributación cero a los activos o inversiones financieras en el exterior (a diferencia del aumento de la alícuota de Bienes Personales a 2,25% de este lado) y una «Tax Holiday» que exceptúa a los residentes fiscales del Impuesto a la Renta de las Personas Físicas (IRPF). Y también seduce a las empresas con la exención del IVA y otros tributos en sus Zonas Francas. Pero Uruguay ha ido un poco más allá.

Sus promotores destacan la estabilidad política, social, jurídica y económica, y también servicios muy eficientes, con una de las matrices energéticas más verdes de la región, total cobertura de red 4G, y una red pionera de 5G. Uruguay consolidó un sistema de instituciones, universidades, empresas y profesionales que le permitió, de acuerdo al IERAL, cuadruplicar el ratio de la Argentina en exportaciones basadas en el conocimiento por cantidad de habitantes.

 Según explica el economista Damián Di Pace, la participación de las exportaciones de estos servicios en la Argentina, tuvo una variación acumulada anual del 1,3 por ciento entre 2012 y 2020. El mundo, mientras tanto, creció al 5,8 por ciento y Uruguay al 13,7 por ciento. ¿Cuál es la promesa del Oriente? Hacer del «paisito» una pista de despegue para emprendedores tecnológicos de toda la región. Una suerte de Israel rioplatense. 

 LA BRAVA Y LA MANSA

 El «aluvión» de argentinos en Uruguay es difícil de verificar. Por un lado, muchos de los consultados prefieren no aparecer; por el otro, el cierre de las fronteras dificultó muchas decisiones. En 2020 se triplicaron las residencias fiscales de argentinos que otorgó la DGI de Uruguay: de 207 a 641 (casi 30% de las solicitudes totales). Por otra parte, unos 90.000 argentinos tienen propiedades en el Uruguay, un número significativo para un país de menos de 3 millones y medio de habitantes. Los brokers inmobiliarios esperan que a partir de la apertura definitiva de las fronteras, ese número aumente notablemente considerando el récord de consultas que recibieron en los últimos 24 meses. La rentabilidad por alquiler de cualquier departamento en Montevideo o Maldonado se calcula por encima del 4 por ciento. En la Argentina, aún con alquileres cada vez más lejos del poder adquisitivo de la clase media, ese número orilla el uno por ciento. 

 Según el último censo, en 2010 vivían 116.500 uruguayos en la Argentina, poco más del 20 por ciento de los orientales que viven fuera de su país. El costo de vida en Uruguay es sensiblemente mayor al de la Argentina, y el tipo de cambio hoy deja a nuestro país a merced de la conveniencia: se espera un verdadero aluvión de shopping y turismo de fin de semana en Buenos Aires para la próxima temporada sin restricciones. De hecho, desde el 1 de diciembre de 2020, hubo 215 pedidos de ingreso por excepción a la Argentina provenientes de Uruguay para realizar tratamientos médicos, muchas veces impagables del otro lado. «¿Sabés lo que vale una rinoplastía en Montevideo?», comenta una fuente uruguaya. «Cuando abran las fronteras va a ser una invasión». 

 Lo distintivo de la «invasión» a mano contraria no es su masividad, si no el patrimonio en juego. Los colegios más caros de Uruguay, como el Stella  Maris o el St. Patricks tienen regularmente alumnos argentinos en sus cursos desde hace al menos 10 años, pero las consultas por vacantes aumentaron significativamente desde 2019. 

 Enrique Topolansky observa un fenómeno similar en la cantidad de emprendedores que se postulan para incubaciones, aceleración o financiamiento temprano. Topolansky es una eminencia del ecosistema emprendedor uruguayo. Es el director del Centro de Innovación y Emprendedurismo de la Universidad ORT, la cuna de la mayoría de los proyectos exitosos del Uruguay. Allí, Ariel Burchstin y Álvaro García concibieron la idea y desarrollaron el modelo de negocios de PedidosYa; y por allí también pasaron Sebastián Kanovich y Jacobo Singer de DLocal.

 «En el año 2000 creamos la primera incubadora de América latina en alianza con el Gobierno de turno. Creíamos en esto y nos llevó unos cinco o seis años ver los primeros resultados, y hoy ya tenemos dos unicornios. Pero además de esos dos, un montón de empresas que generan empleo de calidad», dice Topolansky. 

 La continuidad política en los planes de incentivo a la innovación tecnológica es uno de los puntos que destaca, tanto él como el resto de los actores del ecosistema. Un hito central fue el Plan Ceibal diseñado por el informático del MIT Nicholas Negroponte, que le puso una computadora a cada niño del Uruguay desde el año 2007 y sentó las bases para la conectividad. «La infraestructura estuvo mucho antes que la necesidad», dice Topolansky refiriéndose a la urgencia digital del trabajo remoto, otra de las claves para que Uruguay pueda pensar más allá de sus fronteras. 

 El caso de Sebastián Stranieri es ilustrativo en ese sentido. El fundador y CEO de VU Security (promesa de unicornio de acuerdo a cualquier Venture Capital que se consulte), se mudó este año fruto de una decisión familiar: su esposa, Valeria Pardal, asumió como nueva gerenta General de Nestlé en Uruguay. Y con ella fue toda la familia. «En ningún momento me pregunté si iba a poder a llevar adelante mi cargo en Uruguay, España o en China», dice Stranieri. «VU tiene sus headquarters en la Argentina, pero estamos en Uruguay hace 12 años. Desde sus inicios, fue una compañía 100 por ciento digital y remota. Sinceramente, más allá de lo obvio, a nosotros esta pandemia no nos cambió nada, excepto por el asado de los viernes». 

 Por eso dice que para la compañía, el hecho de que su CEO viva en Uruguay no modifica nada. «Para mí», dice, «no es nuevo contratar a alguien en España sin conocerlo personalmente. Yo no salgo a buscar uruguayos o argentinos. Yo salgo a buscar developers. Si después resulta que es venezolano o ecuatoriano, es lo mismo. Eso sí, yo siempre quiero tener un argentino en mi equipo. Por la cultura, el empuje, poder hablar de cualquier cosa… eso no se encuentra fácil«.

 Frente al aparente versus rioplatense, Stranieri no tiene dudas: «Tenés que estar en los dos países: Argentina tiene un mercado interno muy potente, que si te sabés adaptar a las reglas de juego vas a poder trabajar muchísimo y saber rápido si tu producto funciona o no. Hay algo que se cae de maduro que es que en acceso a talento, es incomparable un país con 46 millones de personas y uno de 3,3″. Sobre el crecimiento de Uruguay en los últimos años, observa «una constancia y capacidad de hacer las cosas súper bien. Uruguay está posicionándose en el mundo emprendedor, como un lugar flexible, con muchas iniciativas de aportes no reembolsables del Estado y de organizaciones enfocadas en la tecnología, con la mirada puesta en promover la inversión. Saben adónde quieren ir y muestran coherencia». 

EL QUE QUIERE CELESTE 

Otra de las instituciones troncales para la consolidación del ecosistema emprendedor tecnológico es ANII (Agencia Nacional de Investigación e Innovación), una suerte de CONICET uruguayo. Hernán Voituret  responsable del área de emprendimientos de ANII, explica que la agencia invierte en nuevos emprendedores desde 2005. Por un lado, con un fondo que inyecta hasta US$ 70.000 en proyectos nacionales en etapas incipientes, y por el otro, con Proyecta Uruguay, un programa de softlanding destinado a atraer emprendimientos innovadores de la región.

 «El capital semilla está financiado por la recaudación impositiva y tenemos medido que por cada dólar invertido en esos instrumentos, se han recuperado doce», explica Voituret. «Eso significa que la inversión a riesgo que ha hecho el Estado ya dio sus frutos, son empresas que generan puestos de trabajo de calidad y también marca empleadora. Consolida la idea de que se pueden crear empresas que crezcan, que mantengan sus headquarters en Uruguay, que pueden crecer para el mundo y en las que te dan ganas de trabajar», agrega. 

 Voituret investigó el caso israelí para un estudio sobre startups y aceleración y descubrió algunas similitudes con su país: «Primero, que al ser chiquito, Uruguay tuvo siempre el problema de la fuga de cerebros. Israel resolvió eso proyectando su mercado hacia el mundo. Y en Uruguay fuimos construyendo la misma idea: si no pensamos para afuera, no existimos. Y las últimas camadas de empresarios y profesionales están formados bajo ese modelo». 

 Esa es la mentalidad que cree que contribuyó a «independizar» la matriz económica uruguaya de sus dos grandes vecinos, Argentina y Brasil. Los números respaldan esa afirmación de una manera curiosa: «El 20 por ciento de los depósitos en el sistema financiero uruguayo es de argentinos, un ahorro que alimenta mucho la inversión», afirma Marcelo Elizondo, consultor en Negocios Internacionales. «La inversión extranjera directa en Uruguay en los últimos 20 años creció 1.500 por ciento; en Argentina, stock hundido desde todos los orígenes, creció cero por ciento», afirma. «Mi experiencia indica que las empresas argentinas no están desmantelando sus operaciones acá, pero sí están volcando sus inversiones nuevas en Uruguay». 

 Para Di Pace, los incentivos de un lado y los desincentivos del otro son muy claros: «La economía del conocimiento hoy es el gran escape de los emprendedores de la Argentina, básicamente porque la brecha los destruye. A tal punto que le liquidan el dólar a $ 100 y además tienen un 5 por ciento de retenciones. Es un desincentivo total a exportar. Y hay emprendedores que prefieren no exportar ante la cantidad de requisitos, regulaciones e impuestos que tienen. Por otra parte, un emprendedor que arranca en la ArgentinaComo monotributista, tiene un límite de facturación de US$ 15.000, y a partir de ahí tenés que pasar al régimen de Responsable Inscripto pagando 30 por ciento de Ganancias. Es demencial. En Uruguay, podés facturar hasta US$ 500.000 con escalas progresivas de tributación hasta el 15 por ciento».

 Claro que los beneficios impositivos inclinan la cancha a su favor, una cuestión a la que se refirió de costado Martín Guzmán cuando habló sobre un «impuesto mínimo global» frente a la Comisión Independiente para la Reforma de la Fiscalidad (ICRIT) en junio pasado. «La estrategia de Uruguay es buscar generar inversiones a largo plazo y que sean sostenibles en el tiempo, más allá de la liquidación impositiva del año«, responde Analía Migues, directora Ejecutiva de Endeavor Uruguay. «Entiendo el punto, pero creo que también hay que verlo desde este lado. Uruguay necesita dar incentivos para generar empleo, potenciar la innovación y subir la vara en términos de educación. Uruguay siempre había quedado por fuera del movimiento de capitales que vienen a América latina, y en los últimos años hemos tomado protagonismo. Y no solo por la seguridad jurídica, la estabilidad económica y la política tributaria, sino porque se ha construido un ecosistema emprendedor muy sólido». 

 Sobre los argentinos que se instalan allí, Migues dice que «es una oportunidad casi histórica para nosotros tener en nuestro país grandes referentes de la industria de tecnología». Tanto Galperin como Migoya y Englebienne, de Globant, forman parte de Endeavor desde hace décadas, y Migues destaca su «cercanía» con la comunidad de emprendedores en Uruguay.

 Pero no son los únicos gigantes en tierras orientales. El anuncio de la llegada de Google significó un cimbronazo para el mundillo tecnológico, aún teniendo en cuenta que apenas se trata de la compra de un terreno y que Google todavía no tiene empleados en el país. En la Argentina, ya son 315, número que crecerá tras la puesta en funcionamiento del Centro de Ingeniería y Servicios de Google Cloud en los próximos meses. Las 30 hectáreas adquiridas por Google están dentro de la Zona Franca-Parque de las Ciencias, en la zona de Canelones. 

Fabiana Valiño, Commercial y Marketing Manager del parque, dice que «América latina es un mercado interesante para cualquier empresa tecnológica y Uruguay es una puerta interesante para entrar. Como mercado en sí no es atractivo. Pero los beneficios para operar en la región desde Uruguay son muy importantes». Es en Zonas Francas donde dos compañías emblema de la Argentina techie también iniciaron operaciones en los últimos años. Etermax, la creadora de Preguntados, tiene una de sus sedes en la WTC Montevideo Freezone desde 2014. Y Satellogic, la compañía de satélites fundada por Emiliano Kargieman y Gerardo Richarte, tiene su fábrica en Zonamérica, donde también tiene sus oficinas Despegar. 

TÁ 

«Cuando alguien quiere brindar servicios al mundo, tiene que hacerlo desde un país con políticas públicas orientadas a eso», dice Facundo Garretón, instalado en Uruguay desde la derrota de Cambiemos en 2019. El exdiputado nacional por Tucumán hoy es uno de los más importantes empresarios de la floreciente industria del cannabis en Uruguay, al mando del holding Terraflos que contiene tres empresas dedicadas a la exportación y comercialización de productos cannábicos

«Mudarte al Uruguay, además, es como no mudarte. Yo que soy tucumano, estoy más cerca que antes de Buenos Aires, y estoy igual de lejos de Tucumán«, describe. Cuenta que en Punta del Este, un grupo de emprendedores argentinos se reúne semanalmente para compartir ideas y proyectos. Y que allí se habla de los argentinos que quieren hacer el mismo camino y hasta de los capitales frescos del extranjero a tasa sin riesgo país, dispuestos a financiar nuevos emprendimientos. En esas conversaciones se habla también, muy probablemente, de las dificultades -para usar un eufemismo- de la Argentina para encontrar un destino igual de promisorio. Las comparaciones son odiosas, sería aún más odioso resumirlas en este final. Lo cierto es que la moneda aún está en el aire y todavía es posible que caiga de este lado del charco. 

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